“Por la fe Abel ofreció
a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que
era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por
ella”. Hebreos 11:4
Con Abel, de una vez y para
siempre, Dios estableció el principio, de que los hombres deben acercarse a Él
sobre una sola base: “por la fe”, y que la salvación se obtendrá por “la fe en
Cristo”. No sólo Abraham vio el día de Cristo y se alegró, sino también Abel.
En el libro de Génesis, vemos
la historia de aquellos dos jóvenes, Caín y Abel. Génesis 4:1 dice: “Conoció
Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad
de Jehová he adquirido varón”.
Lo que ella dijo en
realidad fue: "Del Señor he adquirido el varón". Pero, ¿De qué varón
estaba hablando ella? Vemos que Dios había dejado bien en claro a Eva, que
alguien vendría de su línea de descendencia (la simiente de la mujer).
Por ello, hablando de satanás,
Dios dijo en Génesis 3:15 "Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y
tú le herirás en el calcañar". Pero Adán y Eva no supieron que la
lucha con el pecado iba a durar tanto tiempo. Ellos pensaron que su primer hijo
sería el hombre que venía para derrotar a satanás, pero Caín no era el Salvador,
sino iba ser un asesino.
Luego, Génesis 4:2
va a decir: "Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de
ovejas, y Caín fue labrador de la tierra". Debemos detenernos aquí y
hacer una comparación entre los jóvenes, porque ellos eran completamente opuestos,
aunque fueran hermanos. Génesis 4:3-5, continúa diciendo: "Y
aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda
a Jehová. Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra
una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas,
de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero
no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera,
y decayó su semblante”.
Pero, ¿Cuál fue la
diferencia entre las dos ofrendas?, ¿No se presentaron con una misma actitud de
obediencia a Dios?
No, no fue así. Es que Dios
les había revelado a ellos que tenían que traer un sacrificio, un cordero, y
ese cordero señalaba hacia Cristo. Ahora, quizás alguien destaque que el relato
del Génesis no dice nada al respecto, y es cierto, pero Hebreos 11:4 lo
dice: "Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín".
¿Y cómo entonces pudo hacerlo? Él lo hizo por la fe.
Pero, ¿QUÉ ES LA FE?
Recordemos lo que dice el pasaje de Romanos 10: "La fe viene por
el oír, y el oír por la Palabra de Dios". Abel había tenido una
revelación de parte de Dios. Lo mismo le sucedió a Caín. Ambos estaban en la
misma familia. Pero Caín ignoró esa revelación, y presentó lo que él quería
presentar; el fruto de la tierra, aquello que él había producido.
Aquí encontramos al primer
hombre que presentó sus obras a Dios. Muchas personas están aún acercándose a
Dios de la misma manera, o sea, con sus propias obras. Y Caín trajo a Dios lo
que él había producido con su esfuerzo. Sin embargo, Abel trajo un cordero y lo
sacrificó. Si usted hubiera estado allí, quizás le había preguntado por qué lo
hacía. Y él le habría respondido: "Porque Dios lo ha ordenado".
A continuación, usted le podría haber preguntado: "¿Crees que este
cordero quita tu pecado?" Entonces él habría continuado explicando: "Ya
he dicho que Dios nos mandó traerlo. Él le dijo a mi madre que habrá alguien
que vendrá de su descendencia que va a ser un Salvador, y que esa Persona será
a quien está señalando este cordero. Yo lo estoy presentando por la fe, mirando
al tiempo en que un libertador y Salvador vendrá".
Entonces hasta aquí estamos
viendo que, desde el comienzo de los tiempos, Dios ordenó muy claramente un
camino abierto hacia Él. Recordemos también la frase de este libro: "Sin
derramamiento de sangre no hay remisión de pecados".
Nosotros nos presentamos
ante Dios sobre la única base de que somos pecadores, y que el castigo por
nuestros pecados debe ser pagado. Fue por esa razón que ese cordero debía ser
sacrificado.
El pequeño cordero no podía
quitar el pecado, pero prefiguraba y anunciaba la venida de Cristo, que es el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Así que, la ofrenda de Abel fue
ofrecida a Dios con fe.
La ofrenda de Abel señaló a
Cristo, y él la presentó por fe. Ese fue el único camino de Salvación mostrada
por Dios desde el principio. “Cristo es el camino hacia Dios”, Él entregó a su
Hijo Jesús para morir por nuestros pecados.
En resumidas cuentas, la
vida de Abel nos ilustra el camino de la fe, el cual Ud. y yo debemos de
imitar. Que Dios
pueda ayudarnos a vivir y a experimentar esa misma fe, que Abel tuvo.
¡Que Dios lo bendiga!
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bendecir a más personas.
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