CURSO: TEOLOGÍA BÍBLICA
Sección 2: El Dios Vivo
y Verdadero.
La autoridad constituye
el principio fundamental en el estudio de la teología. Según cabe presumir
todos los que operan dentro del concepto general de la teología “cristiana”
reconocerían la autoridad de Dios como la norma suprema para la verdad.
Capítulo 4: El
conocimiento de Dios
I. LA POSIBILIDAD DEL
CONOCIMIENTO DE DIOS
Indiscutiblemente el conocimiento de Dios es deseable; las ansias religiosas de la humanidad dan fe de ello. Pero, ¿es posible?
Las Escrituras afirman dos hechos: la incomprensibilidad de Dios y la posibilidad de conocer a Dios. Decir que Dios es incomprensible es afirmar que la mente no puede captar el conocimiento de Él. Decir que El es conocible es declarar que se le puede conocer. Las dos cosas son verdad aunque ninguna de las dos en un sentido absoluto. Al decir que Dios es incomprensible se afirma que el hombre no puede conocer todo tocante a Él. Decir que El es conocible no es afirmar que el hombre pueda conocer todo acerca de Él.
Ambas verdades se
afirman en las Escrituras: Su incomprensibilidad, en versículos como Job 11:7 e Isaías 40:18,
y la posibilidad de conocerlo, en versículos como Juan 14:7; 17:3;
y 1 Juan 5:20.
II. LAS CARACTERÍSTICAS
DEL CONOCIMIENTO DE DIOS
Se puede caracterizar el
conocimiento de Dios de acuerdo a su fuente, su contenido, su progreso, y sus
propósitos.
A. Su Fuente
Dios mismo es la Fuente de nuestro conocimiento de Él. Ciertamente, toda la verdad es de Dios. Pero ese cliché se debe afirmar y usar más cuidadosamente de lo que generalmente se usa. Solamente la verdad genuina proviene de Dios, porque desde que el pecado entró en la corriente de la historia, el hombre ha creado lo que él llama verdad pero que no lo es. Además, ha pervertido, embotado, diluido, y corrompido eso que originalmente fue la verdad genuina, que sí provino de Dios. Para nosotros hoy, la única regla infalible para determinar la verdad genuina es la Palabra escrita de Dios. La Naturaleza, aunque revele algo acerca de Dios, es limitada y puede ser mal interpretada por la humanidad. La mente humana, aunque muchas veces brillante en lo que puede lograr, padece de limitaciones y oscurecimiento. Las experiencias humanas, aun las religiosas, carecen de confiabilidad como fuentes del genuino conocimiento de Dios a no ser que se conformen a la Palabra de Dios.
Ciertamente, el
conocimiento de lo que es la religión verdadera tiene que venir de Dios. En una
dispensación previa el judaísmo fue revelado como la religión verdadera de
Dios. Hoy, el judaísmo no es la religión verdadera; solamente el cristianismo
lo es. Y el conocimiento genuino del cristianismo ha sido revelado por medio de
Cristo y los apóstoles. Uno de los propósitos de la encarnación del Señor fue
revelar a Dios (Juan 1:18; 14:7).
La promesa de la venida del Espíritu después de la ascensión de Cristo incluyó
revelación adicional tocante a Él y al Padre (Juan 16:13–15; Hechos 1:8).
El Espíritu Santo le abre las Escrituras al creyente para que pueda conocer en
forma más completa a Dios.
B. Su contenido
Un conocimiento completo
de Dios es a la vez objetivo y personal. El conocer los hechos de una persona
sin conocer a la persona misma es conocimiento limitado. El conocer a una
persona sin conocer su actuación es conocimiento superficial. Dios ha revelado muchos
datos acerca de Sí mismo, todos los cuales son importantes para hacer nuestra
relación personal con Él íntima, inteligente y provechosa. Sí El sólo hubiera
revelado hechos sin hacer posible el conocerlo a Él personalmente, tal
conocimiento objetivo tendría poca utilidad y, ciertamente, ningún beneficio
eterno. Igual que en las relaciones humanas, una relación divina-humana no
puede comenzar sin algunos conocimientos mínimos acerca de la Persona; entonces
la relación personal genera el deseo de conocer más datos, los cuales a su vez
profundizan la relación, y así sucesivamente. Este ciclo debe ser la
experiencia de cada estudiante de la teología; un conocimiento acerca de Dios
debe profundizar nuestra relación con El, lo cual a su vez aumenta nuestro deseo
de conocer más acerca de Él.
C. Su progreso
El conocimiento de Dios
y de Sus obras fue revelado progresivamente a través de la historia. La prueba
más obvia la hallamos al comparar la teología incompleta del judaísmo con la
revelación más plena de la teología cristiana con respecto, por ejemplo, a
tales doctrinas como la Trinidad, la cristología, el Espíritu Santo, la
resurrección, y la escatología. El trazar esa progresión es la tarea de la
teología bíblica.
D. Sus propósitos
·
Llevar a las personas a poseer la vida
eterna (Juan 17:2; 1 Timoteo 2:4).
·
Promover el crecimiento cristiano (2 Pedro 3:18)
con conocimiento doctrinal (Juan 7:17; Romanos 6:9, 16; Efesios 1:18),
y con un estilo de vida perceptivo (Filipenses 1:9–10; 2 Pedro 1:5).
·
Advertir acerca del juicio venidero (Oseas 4:6; Hebreos 10:26–27).
·
Generar adoración verdadera a Dios (Romanos 11:33–36).
III. REQUISITOS PREVIOS
AL CONOCIMIENTO DE DIOS
A. Dios inició la revelación de Sí mismo
El conocimiento de Dios
difiere de todo otro conocimiento en que el hombre sólo puede tener este
conocimiento hasta el punto en que Dios lo revele. Si Dios no hubiera iniciado
la revelación de Sí mismo, no habría forma de que el hombre lo conociera a Él.
Por lo tanto, el ser humano tiene que ponerse bajo Dios, que es el objeto de su
conocimiento. En otros empeños eruditos, el ser humano a menudo se coloca a sí
mismo sobre el objeto de su investigación, pero no es así en el estudio de
Dios.
B. Dios proveyó el
lenguaje para la comunicación
Ciertamente una parte
esencial de la revelación de Dios es la provisión de un medio para comunicar
esa revelación. También la referencia de la revelación personal de Dios en
Cristo necesita algún medio de grabar y comunicar esa revelación. Dios dio el
lenguaje para este propósito. Él lo inventó y se lo dio al primer hombre y la
primera mujer para poder comunicarles Sus instrucciones (Génesis 1:28–30) y que ellos pudiesen comunicarse con Él
(3:8–13). Parece también haber sido parte de su dominio sobre la creación
todavía no caída y de nombrar a los animales. Aun después de la división de la
lengua original en Babel, las lenguas sirvieron como el medio de comunicación en
todos los niveles. Ciertamente podemos creer que el Dios omnisciente hizo
provisión para que los idiomas fuesen eficaces para comunicar la revelación de
Sí mismo al hombre.
C. El creó al hombre a
Su imagen
Cuando Dios creó al
hombre a Su imagen y semejanza, lo hizo un ser racional con inteligencia como
Él mismo. Por supuesto, la inteligencia humana no es igual que la inteligencia
divina, pero sí es una inteligencia real, no ficticia. Por lo tanto, los
humanos tienen la habilidad de entender el significado de las palabras y la
lógica de las oraciones y los párrafos. El pecado ha quitado la garantía de que
el entendimiento humano sea siempre confiable, pero no erradicó la habilidad
del ser humano para comprender.
D. El dio el Espíritu
Santo
Dios les ha dado Su Espíritu Santo a los creyentes para revelarles las cosas de Dios (Juan 16:13–15; 1 Corintios 2:10). Esto no hace que el creyente sea infalible, pero le puede dar la habilidad de distinguir la verdad del error (1 Juan 2:27).
Estas obras de Dios hacen posible que conozcamos y obedezcamos los muchos mandamientos en las Escrituras de conocerlo a El (Romanos 6:16; 1 Corintios 3:16; 5:6; 6:19; Santiago 4:4).
Adaptado: Ryrie,C.
C. (2003). Teología básica (pp. 26–30).
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La Lección 01 "Conceptos y Definiciones de Teología" aquí:
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