2. ENOC
“Por la fe Enoc fue
traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y
antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”. Hebreos
11:5
Como
hemos mencionado al inicio de esta serie bíblica, el capítulo 11 del libro de
Hebreos hace un recuento conmovedor de hombres fieles del Antiguo Testamento
que ha sido titulado por algunos como los “Héroes de la fe”. Todos ellos dan
testimonio del valor que tiene vivir por fe. Ellos conforman la “grande nube de
testigos”. Y uno de estos testigos es Enoc, quien es un ejemplo de “caminar con
Dios” (Heb 11:5-6).
En la Biblia el nombre de Enoc es mencionado pocas veces. La
primera vez que aparece en las Escrituras se encuentra en Génesis 5:21-24: “…Y
caminó Enoc con Dios, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Fueron
todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues,
Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”. Luego es
mencionado nuevamente en Hebreos 11:5 como uno de
los héroes de la fe, y lo que está escrito de él tiene un gran
significado: “Por la fe Enoc fue transpuesto para no ver muerte, y no
fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo
testimonio de haber agradado a Dios”.
A pesar de ser mencionado muy poco en la Biblia, sin embargo,
por causa de su testimonio, Enoc es conocido por la mayoría de los creyentes,
porque él “caminó con Dios” y “agradó a Dios”. ¿Acaso podemos tener un
mejor testimonio que este?, ¿Puede haber una misión mayor en la vida?, ¿Puede
haber algo más importante en esta vida?
Por lo que está escrito en Génesis 5, sabemos pues que Enoc
vivió antes de los días de Noé. Está escrito lo siguiente
acerca de ese tiempo: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era
mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de
ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió Jehová de haber hecho
hombre en la tierra, y le dolió el corazón”. Gn 6: 5-6.
¿Puedes imaginar lo mucho que significó para Dios, que
cuando miró lo lejos que había caído la tierra y su creación, y cómo todo
estaba contaminado de maldad, aún veía a un hombre que caminaba con Él y
su intención era agradarlo? Este es el mismo testimonio que tenía su bisnieto
Noé. Qué ejemplo tan fantástico tenemos en Enoc. Él vivió una
vida en fe. Para Enoc caminar con Dios implicaba su manera de vivir.
Él dejó que Dios guiara y enderezara sus pisadas. (Pr 3:6) Así fue como él
era agradable a Dios, y por causa de su fe, Dios lo llevó para estar con
Él.
En estos tiempos, Dios también ve sobre la tierra y observa
un mundo lleno de personas egoístas y “amadores de los deleites más que
de Dios” (2 Ti 3:1-5) ¿Cuánto crees que se alegra el corazón de Dios cuando
ve aquellos que son fieles a Él, y que caminan junto con Él? Los que son “irreprensibles
y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y
perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Flp
2:15).
En medio de este mundo malo, nosotros también podemos tener
el mismo testimonio de que caminamos junto con Dios y le agradamos. Este
testimonio lo tenemos cuando renunciamos a nuestros propios deseos y
concupiscencias, y al mismo tiempo somos guiados por el amor para servir a Dios
en obediencia a Su voluntad. Así como está escrito en Colosenses 3,
podemos ser aquellos que buscan las cosas de arriba y rechazan todo lo que
viene del mundo.
Podemos luchar para alcanzar el mismo testimonio que Enoc.
No por causa de nuestro propio ego, ni para ser reconocidos por algo, sino para
glorificar a Dios con nuestra vida. De esta manera, todos aquellos que nos
conocen sabrán que caminamos junto con Dios y vivimos solo para agradarlo.
Entonces, salta algunas interrogantes:
¿Cómo puedo caminar con Dios?, ¿Cómo camino junto con Dios?
¿Qué significa caminar con Dios todos los días?
Ello significa que Dios es nuestro compañero fiel. Llegamos
a conocerlo a Él cuando nos sumergimos en la Palabra de Dios. Él es a quien debemos
recurrir para toda enseñanza, consuelo y fuerza. “Jehová, roca mía y
castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi
escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio” (Sal 18:2).
Caminamos con Dios, cuando buscamos y hacemos Su
voluntad. “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la
tierra” (Lc 11:2).
Caminamos
con Dios, siéndole obedientes a Él. No solo hacemos lo que es obvio para cumplir, sino que nos
adentramos aún más profundamente a saber que podemos hacer para servirle y
agradarle aún más. Si hacemos esto, tenemos la promesa que Dios nos
llevará y estaremos seguros con Él.
Si somos fieles y caminamos con Dios en todos nuestros días,
entonces un día entraremos directamente en la
eternidad para estar siempre con Él.
Si este material ha sido de
bendición para Ud. no olvide compartirlo, nuestro deseo es poder llegar y
bendecir a más personas.
Continúe aprendiendo sobre “LOS HÉROES DE LA FE” en nuestra serie 👇






0 comments:
Publicar un comentario