DOCTRINA: EL ESPÍRITU SANTO
Lección 03: Acciones y tratos personales al Espíritu Santo.
Esta es nuestra tercera lección sobre la personalidad del Espíritu Santo. Anteriormente hemos analizado los atributos básicos de personalidad y las obras personales del Espíritu.
En esta oportunidad, vamos a reflexionar en el hecho de que el Espíritu fue tratado y señalado como una persona. Esto quiere decir que los hombres bíblicos entendieron que el Espíritu no era una mera fuerza o poder, sino que era un ser personal con quién podemos relacionarnos y que podía ser rechazado.
Veamos
algunos ejemplos de cómo el Espíritu es objeto de trato que sólo podría darse
con una persona:
1. Al Espíritu se le llama “Señor”.
La palabra “Señor” denota un “amo” o “dueño” a quién se le sirve. Este título se le brinda a reyes, gobernantes o eminencias; más nunca a objetos impersonales. Si al Espíritu se le llama Señor es porque se le reconoce como un ser personal:
“Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: SEÑOR, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás... Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan.” (Hechos 10:13-14, 19)
“Pero cuando se
conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el
Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.”
(2 Corintios 3:16-17)
2. Puede ser enojado.
Es evidente que sólo un
ser personal puede ser enojado. Así sucede con el Espíritu: “Mas ellos
fueron rebeldes, e hicieron enojar su Santo Espíritu; por lo cual se les volvió
enemigo, y él mismo peleó contra ellos.” (Isaías 63:10)
3. Se le puede provocar.
Esto es, obrar mal
contra él y merecer su castigo: “Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis
en tentar al Espíritu del Señor?” (Hch.5:9)
4. Puede ser obedecido.
Esto es que los hombres
podían recibir órdenes directas y bien comprensibles de él: “Y mientras
Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te
buscan. Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos,
porque yo los he enviado. Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los
hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que
buscáis.” (Hch.10:19-21)
5. Puede ser resistido.
“Duros de cerviz, e
incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu
Santo; como vuestros padres, así también vosotros.”
(Hch.7:51).
Esto quiere decir no hacer caso a alguien que trata de convencerte, es desechar
el testimonio de una persona.
6. Se le puede mentir.
“Y dijo Pedro: Ananías,
¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y
sustrajeses del precio de la heredad?” (Hch.5:3).
No se le puede mentir a una fuerza impersonal.
7. Puede ser blasfemado.
“pero cualquiera
que blasfeme contra el Espíritu Santo, no tiene jamás perdón,
sino que es reo de juicio eterno. Porque ellos habían dicho: Tiene espíritu
inmundo.” (Mr. 3:29-30).
Si el Espíritu fuese una fuerza la blasfemia contra él no sería tan grave.
8. Puede ser reverenciado.
“que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad” (Ro.1:4)
“No me eches de delante
de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu.”
(Sal.51:11)
9. Se le puede contristar (entristecer)
“Y no contristéis
al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la
redención.” (Ef.4:30)
10. Se le puede injuriar.
“¿Cuánto mayor castigo
pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la
sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de
gracia?” (He.10:29)
11. Se puede confiar y esperar en él.
“Y le había sido
revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al
Ungido del Señor.” (Lucas 2:26)
CONCLUSIÓN:
Todas estas acciones y actitudes para con el Espíritu, demuestras que es una persona y no una cosa. Además de todo esto, uno se puede relacionar con él, lo cual demuestra que es un ser relacional. Sólo una persona puede relacionarse con otros. El Espíritu tiene una relación eterna con el Padre y con el Hijo, y se relaciona también con el creyente.
“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.” (2 Corintios 13:14)
“El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente” (Santiago 4:5)
“No se emborrachen, pues
perderán el control de sus actos. Más bien, permitan que sea el Espíritu Santo
quien los llene y los controle.” (Ef.5:18-TLA)
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